He estado pensando mucho en cómo debería empezar a contar la historia de cómo conocí a mi yegua. Y he llegado a la conclusión de que empezar por la mitad no tiene sentido, es como abrir un libro de 100 páginas por la 50. Asique como cualquier buen libro, contaré todo desde el principio.
Después de años y años intentando convencer a mi padre para tener un caballo, al final lo conseguí. Y en cuanto me dio permiso, empezé a buscar en todas las páginas posibles para encontrar uno. Se que no es difícil encontrar un lugar en cual venden este animal, pero mi presupuesto no es que era muy alto; 500 euros.
Asique estuve horas y horas navegando por internet hasta encontrar una yegua por ese mismo precio. Esto ocurre muy pocas veces, los que han buscado caballos me entenderán. Un animal tan caro por un precio tan bajo, es muy sospechoso. Luego yo en ese momento no pensaba en nada más que en la suerte que he tenido.
Escribí al propietario que la tenía para quedar un día y poder verla. Casi ni lo hablamos, me dijo día y hora, y yo accedí. No recuerdo exactamente cuando fue, pero sé que fue un finde semana. Y también recuerdo bien lo ansiosa que estaba por que esa fecha llegase.
Cuando vino el momento, nos fuimos hasta Toledo. Unas 2 horas de viaje que se me hacían eternas, y no veas lo que harté a mi padre durante el trayecto. Ese día parecía como una niña pequeña ansiosa por bajar del coche.
Al venir, un hombre de entre 25-30 años nos llevo de un pueblo cercano en el que le esperabamos hacia su casa por senderos por los cuales pasaba un coche una vez en mucho tiempo.
Se parecía bastante a esta pero un poco más grande. |
Y al llegar a su casa, la vivienda parecía muy bonita. Con un gran espacio para animales y un hogar no muy pequeño en cual se podía gozar de una buena vida.
Luego, lo que hayé dentro fue algo que me destrozó el corazón y me hizo dar un paso que durante un tiempo parecería un gran fallo pero se convertiría en lo mejor que me haya pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar.